Historia del Reemplazo Total de Cadera
El reemplazo de cadera es una técnica quirúrgica con más de 4 décadas de antigüedad, y su popularidad ha ido en continuo aumento desde 1971. Los primeros diseños tenían una superficie lisa y se insertaban directamente en el hueso sin uso de cemento oseo. Esos pacientes experimentaban frecuentemente un nivel de dolor continuo luego de la inserción. Sir John Charnley de Inglaterra ha recibido el reconocimiento de ser el primero en utilizar exitosamente cemento oseo. El mismo sirvió para fijar firmemente la cadera artificial al hueso y aumentó el nivel de disminución del dolor.
Desde los tiempos de Charnley se han insertado millones de caderas artificiales con un nivel de éxito del 90%, ofreciendo excelente alivio del dolor y mayor funcionalidad. En los EEUU son implantadas por año más de 130.000 caderas artificiales.
El reemplazo total de cadera ha evolucionado permanentemente desde su concepción. Las prótesis originales se insertaban con cemento oseo y fallaban en el 10 a 15% de los casos dentro de los 10 a 15 años como consecuencia del gradual deterioro y pérdida de contacto del cemento, con consecuente aumento de dolor y obligando a una revisión del reemplazo de cadera (quitar la vieja prótesis y colocar una nueva).
En la actualidad, las prótesis están diseñadas para ser utilizadas con o sin cemento oseo. En algunos casos, las partes metálicas de la prótesis son revestidas con superficies especialmente diseñadas para promover que el hueso crezca entrelazado al metal, anclando de este modo la prótesis y eliminando la necesidad de cementar. Este tipo de prótesis ha sido utilizada en EEUU desde los 80′ y los resultados han sido muy prometedores.
En ciertos casos, sin embargo, una prótesis fijada con cemento es necesaria. La calidad de dicho cemento y las técnicas utilizadas para insertarlo en la cavidad osea son notoriamente superiores hoy que en décadas anteriores, aumentando la vida útil del implante. La decisión de utilizar o no cemento es tomada por el cirujano basándose, entre otras, en las siguientes características del paciente: edad, peso, nivel de actividad esperado y calidad del hueso.
El diseño de las prótesis y los materiales utilizados han evolucionado y continuarán evolucionando. De cualquier manera, podemos asumir con seguridad que la vida útil media de una prótesis implantada en la actualidad debiera ser de 15 a 20 años o más.
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